La opción india

Avui vaig llençat, no sé perquè però tot ho trobo interessant… aquest va dedicat a l’Oriol… sembla que s’hagi llegit cert informe de GovernAsia eh…

Charles Tannock, al Project Syndicate

La visita del Presidente francés Jacques Chirac a la India este mes para consumar la venta de seis submarinos de ataque confirmará una vez más el surgimiento del país como una potencia económica y diplomática. La “asociación estratégica” que tanto Estados Unidos como la Unión Europea han buscado en ocasiones con China parece más posible y deseable con la India democrática.

Con un Presidente musulmán, un Primer Ministro sikh, un Ministro de Asuntos Exteriores hindú y un Presidente cristiano del gobernante Partido del Congreso, la India es un caso de éxito tan notable como el boom de veinte años que ha logrado el Partido Comunista Chino. En efecto, desde 1991, cuando se vio amenazada por una crisis de balanza de pagos, la India se ha ido deshaciendo de su legado socialista y ha registrado un promedio anual de crecimiento del PIB del 7.5% –apenas marginalmente menor que China. La India ha abierto su economía al comercio mundial y ha comenzado a privatizar muchas de sus industrias propiedad del Estado (si bien a menudo con demasiada lentitud).

La contribución de las empresas de alta tecnología en este esfuerzo ha sido enorme, al demostrar que la India tiene más qué ganar y menos qué perder de la competencia en el mercado global. Tal vez por primera vez desde la invención del cero, la India tiene un gran producto para vender –y esta vez podrá quedarse con las ganancias. Además, se ha desatado una guerra global de ofertas por los cerebros indios.

La Unión Europea está ansiosa por vincularse al boom de la India. El primer satélite Galileo de la UE –concebido como una alternativa al sistema GPS de Estados Unidos– se lanzó a fines de diciembre con la India como socio de pleno derecho. También en diciembre la India se convirtió en el último país en integrarse al equipo del Reactor Experimental Termonuclear Internacional, que busca producir electricidad utilizando la fusión nuclear, al igual que sucede en el sol.

Por razones históricas obvias, el Reino Unido lleva la delantera en la formación de vínculos con la India. Las empresas indias naturalmente escogen Inglaterra frente a otras ubicaciones en Europa por motivos de los vínculos de idioma y cultura, pero incluso eso está cambiando, a medida que las inversiones indias se esparcen en el continente.

En cierto sentido, la democracia de la India obstaculiza en ocasiones el crecimiento inmediato. A diferencia de China, el gobierno de la India no puede simplemente pasar por encima de los intereses locales, digamos por ejemplo, arrasando un pueblo para construir una carretera o una presa. Pero este es un sacrificio que la India parece estar más que dispuesta a hacer para salvaguardar sus libertades.

Ese sacrificio es particularmente visible en el actual gobierno encabezado por el Congreso, que se basa en el apoyo del Partido Comunista del Frente de Izquierda. Los comunistas indios (a diferencia de los chinos) siguen actuando por ideología, y el Frente de Izquierda se resiste a la privatización de los activos del Estado, a eliminar los límites a la inversión extranjera directa y a crear un mercado laboral más flexible.

Sin embargo, las reformas esenciales, que datan del período en que el Primer Ministro Manmohan Singh fue ministro de hacienda en 1991 e incluyen la liberalización del comercio exterior y el desmantelamiento del “raj de las licencias”, siguen por buen camino. Claramente es del interés de la India unir sus fuerzas con la UE en las negociaciones en el seno de la Organización Mundial del Comercio para disminuir las barreras proteccionistas, particularmente en servicios como la contabilidad, el derecho y las finanzas, ya que ello liberará el comercio y generará mayores flujos de inversión.

A la India ya se le trata con un respeto creciente en los consejos económicos globales. Cuando en la OMC surgen temas de la “nueva economía”, como el comercio electrónico, la India, la UE y Estados Unidos frecuentemente están del mismo lado. En cuanto a los temas de la “vieja economía”, los choque ideológicos han cedido su lugar a negociaciones duras, como ha sucedido en la ronda de Doha de negociaciones comerciales. La India apoya una Ronda del Milenio de negociaciones comerciales, pero rechaza cualquier vínculo del comercio con normas laborales. Los indios quieren una liberalización más rápida del comercio de textiles y del vestido; la UE quiere una mejor aplicación de la protección de la propiedad intelectual. En efecto, la India está dispuesta a compartir información de inteligencia con Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo internacional.

El problema principal para hacer que esta asociación estratégica avance yace principalmente en la UE, donde hay una división entre los proteccionistas y los propulsores del libre comercio. En particular, la UE debe resistirse a los llamados por aranceles más altos que hacen los fabricantes de textiles del sur de Europa, ya que esas empresas no se han reestructurado, a pesar de las frecuentes advertencias para que lo hicieran en la última década.

En efecto, la UE debe considerar el crecimiento de la India no como una amenaza competitiva sino como una oportunidad de oro que beneficiará a todos. La economía global no es un juego de suma cero, y el reto para los políticos europeos será explicar eso a los miembros de la UE, sobre todo a países como Francia que se resisten a la globalización y que quieren construir una “Fortaleza Europa”. La visita de Chirac es el momento ideal para que la India deje en claro que las asociaciones estratégicas y el proteccionismo (como parece estar ocurriendo con el esfuerzo francés para bloquear la oferta de Mittal por el grupo acerero franco-belga Arcelor) no se mezclan.

El segundo punto de convergencia entre los intereses indios y los occidentales es uno que quizá no se mencione en público durante la visita de Chirac: la India tal vez pueda servir de contrapeso de China. El mundo está empezando a darse cuenta de que la India tiene más o menos el mismo número de habitantes que China, además de un sistema de gobierno más benigno y sin pretensiones sobre sus vecinos. Los halcones de China tanto en la India como en Occidente sueñan que la “asociación estratégica” vinculará las grandes democracias del mundo.

Eso no sucederá en el corto plazo. Ciertamente, la India desconfía tanto de China como algunos en Europa y Estados Unidos. Después de todo, China suministró gran parte de la tecnología de armas nucleares de Pakistán y derrotó a la India en una guerra en 1962; sus fronteras siguen sin definirse en algunos lugares. Con todo, ni la India ni la UE quieren que su amistad forme parte de un eje anti-China. En efecto, la India ha logrado en gran medida acabar con el enfriamiento que se dio después de 1998, cuando declaró que el principal objetivo de sus armas nucleares era China. No obstante, Europa, la India y Estados Unidos están concientes de que la amistad de hoy se podría convertir en la alianza de mañana si China se vuelve hostil.

Charles Tannock es vocero conservador del Reino Unido sobre asuntos internacionales en el Parlamento Europeo.

Copyright: Project Syndicate, 2006.
http://www.project-syndicate.org
Traducción de Kena Nequiz

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